Trastornos del estado de ánimo y depresión

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Psicología Paula Medina

Trastornos del estado de ánimo y depresión

El bajo estado de ánimo, la tristeza y la depresión, son condiciones de malestar psicológico habituales en las personas. Los trastornos depresivos se caracterizan generalmente por una tristeza de una intensidad o una duración suficientes como para interferir en la funcionalidad de la vida diaria de una persona. La pérdida de interés por las cosas que antes solían interesarte y una tristeza que se prolonga en el tiempo son algunos de los síntomas que puedes experimentar cuando estás deprimid@. Esta situación te puede afectar gravemente en tu día a día.

¿Cuáles son las causas?

Los trastornos del estado de ánimo pueden tener muchos orígenes. Se desconoce la causa exacta, pero existen varios factores de riesgo que pueden ayudar a que se originen. La herencia, los cambios en las concentraciones de neurotransmisores, las alteraciones en las funciones neuroendocrinas y los factores psicosociales juegan un papel muy relevante en los orígenes de la mayoría de las depresiones.

Los neurotransmisores son las sustancias químicas que se encargan de la transmisión de las señales desde una neurona hasta la siguiente a través de las sinapsis. Definimos los neurotransmisores pues, como aquellas moléculas que envían información química y eléctrica. Los neurotransmisores determinan el comportamiento humano, la percepción de nuestros sentidos e incluso regulan las emociones. Un desequilibrio químico en el cerebro puede provocar trastornos del estado de ánimo y depresión.

Asimismo, los acontecimientos que vivimos o la interpretación que hacemos de los mismos también pueden ser el origen u otro factor de riesgo que favorezca la aparición de sintomatología depresiva. Las experiencias que tenemos en la vida, como los cambios indeseados de situación personal, la pérdida de un ser querido, una ruptura y otras situaciones problemáticas, son parte natural del ciclo vital. Es natural experimentar dolor, pero si no se realiza una gestión adecuada del mismo, puede ayudar a desencadenar un episodio de depresión.

Los trastornos depresivos pueden presentarse a cualquier edad, pero es típico su desarrollo a mediados de la adolescencia, en la tercera y la cuarta década de la vida.

Trabajar la depresión en terapia, mediante tratamientos seguros, eficaces y con efectos duraderos, puede ayudarte a mejorar tu estado de ánimo, ofreciéndote más energía y emociones más satisfactorias en tu relación con el entorno.

LAS DEPRESIONES MÁS FRECUENTES SON

Trastorno depresivo mayor

Se caracteriza por una tristeza profunda que limita la vida de las personas que la padecen. Se refleja en estados de ánimo depresivos e irritables, y va acompañado de una disminución de interés y pérdida de placer por las actividades habituales, sentimientos de culpa e inutilidad. Suelen ser habituales los pensamientos acerca de la muerte y el suicidio, y también suele implicar dificultades para concentrarse. Asimismo, suele estar asociado un aumento o pérdida significativa de peso, así como una disminución o aumento del apetito. Otro síntoma muy característico es el insomnio o la hipersomnia.

Trastorno depresivo persistente o distimia

Este trastorno cursa con síntomas parecidos a los del trastorno depresivo mayor, más duraderos en el tiempo (aproximadamente más de dos años sin remisión) y con afecciones menos graves. Los síntomas generalmente comienzan de forma insidiosa durante la adolescencia y pueden durar muchos años o décadas. Este trastorno afectivo está caracterizado por una baja autoestima, un estado de ánimo melancólico, triste y apesadumbrado.

¿Cómo podemos ayudarte?

Cada persona y situación requiere diferentes prácticas. Un buen resumen sobre los beneficios que puedes obtener al acudir a terapia, es una mejora en tu calidad de vida.

Te acompañamos en el abordaje del dolor, permitiendo nuevas emociones en la relación con la tristeza.

Te ofrecemos herramientas para recuperar hábitos saludables en el día a día.

Te ayudamos a cuestionar y sustituir pensamientos y creencias disfuncionales por otras más adaptativas y útiles para ti.

Hablar de la depresión, el primer paso para abordarla y prevenirla

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