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Dar el primer pasoPsicología Paula Medina
Control de la ira
Es importante conocer, aprender y poder manejar las distintas estrategias de las que disponemos para entrenar el control de la ira cuando percibimos que, en ciertas situaciones, una parte de nosotros enfadada, rabiosa o iracunda toma el control del sistema. Tras interiorizar y controlar estas estrategias, las personas a menudo descubren que pueden mantener la calma en situaciones difíciles, evitando así los problemas y las consecuencias que pueden surgir cuando emociones como la ira, la rabia o el enfado no se controlan (pérdida del empleo, de amistades, fuertes sentimientos de culpabilidad…etc.).
¿Cuáles son las causas?
Las causas de las explosiones o estallidos de ira/enfado/rabia son bastante desconocidas. Si bien es cierto que hay un componente importante de aprendizaje y vivencias (por ejemplo, personas que se crían en hogares donde la violencia está normalizada o es frecuente), que hacen que estas personas tengan una baja tolerancia a la frustración y por tanto, una mayor reactividad ante situaciones que les resulten molestas, parece ser que también hay ciertas causas neurológicas.
Se ha observado que estas personas presentan un desajuste bioquímico (disminución de los niveles de serotonina) que puede generar una menor actividad en el lóbulo prefrontal, lo cual está implicado en el control de impulsos y en una mayor actividad en la amígdala, una zona del cerebro muy implicada en lo relacionado con lo emocional.
¿Te enfureces cuando alguien te impide el paso mientras conduces? ¿Se te dispara la presión arterial cuando tu hij@ se niega a colaborar? La ira, el enfado, la rabia o la frustración son emociones normales, e incluso sanas, pero es importante afrontarlas de forma adecuada. Las emociones negativas descontroladas pueden afectar tanto tu salud como tus relaciones interpersonales.
Éstas son emociones poderosas y a menudo pueden llegar a ser destructivas. Suelen aparecer, como hemos visto en los ejemplos anteriores, en respuesta a la percepción que tiene una persona de ser agraviada, amenazada o dañada. Estas emociones pueden manifestarse de diferentes maneras disfuncionales, y los episodios suelen incluir violencia verbal pero también física, por lo que es frecuente que las personas desreguladas lancen objetos, den golpes o incluso agredan.
Las estrategias de manejo de la ira pueden ayudarte a desarrollar formas saludables de lidiar con este tipo de emociones que hacen que muchas veces perdamos el control. Aprenderás cómo cambiar los comportamientos y conductas que acaban haciéndote daño a ti mism@ y a los demás a largo plazo.
El manejo de la ira ayuda a las personas a aprender habilidades para controlar la expresión de este tipo de emociones de una manera menos dañina y más productiva y funcional. Para esto, es de suma importancia que las personas aprendan a identificar durante el transcurso de la terapia varios aspectos, como son: los detonantes, desencadenantes o situaciones que les generan este tipo de malestar, las emociones con las que están conectando, los pensamientos automáticos negativos o intrusivos que les vienen a la mente, y la sintomatología fisiológica o síntomas físicos asociados a los mismos.
Los síntomas físicos que se pueden dar cuando te invaden este tipo de emociones incluyen:
- Alta presión sanguínea/arterial
- Pulso rápido
- Palpitaciones o sensación de taquicardia
- Manos inquietas o golpeando ligeramente
- Congelación o sensación de parálisis
- Etc
¿Cuáles son las causas?
Las causas de las explosiones o estallidos de ira/enfado/rabia son bastante desconocidas. Si bien es cierto que hay un componente importante de aprendizaje y vivencias (por ejemplo, personas que se crían en hogares donde la violencia está normalizada o es frecuente), que hacen que estas personas tengan una baja tolerancia a la frustración y por tanto, una mayor reactividad ante situaciones que les resulten molestas, parece ser que también hay ciertas causas neurológicas.
Se ha observado que estas personas presentan un desajuste bioquímico (disminución de los niveles de serotonina) que puede generar una menor actividad en el lóbulo prefrontal, lo cual está implicado en el control de impulsos y en una mayor actividad en la amígdala, una zona del cerebro muy implicada en lo relacionado con lo emocional.
¿Te enfureces cuando alguien te impide el paso mientras conduces? ¿Se te dispara la presión arterial cuando tu hij@ se niega a colaborar? La ira, el enfado, la rabia o la frustración son emociones normales, e incluso sanas, pero es importante afrontarlas de forma adecuada. Las emociones negativas descontroladas pueden afectar tanto tu salud como tus relaciones interpersonales.
Éstas son emociones poderosas y a menudo pueden llegar a ser destructivas. Suelen aparecer, como hemos visto en los ejemplos anteriores, en respuesta a la percepción que tiene una persona de ser agraviada, amenazada o dañada. Estas emociones pueden manifestarse de diferentes maneras disfuncionales, y los episodios suelen incluir violencia verbal pero también física, por lo que es frecuente que las personas desreguladas lancen objetos, den golpes o incluso agredan.
Las estrategias de manejo de la ira pueden ayudarte a desarrollar formas saludables de lidiar con este tipo de emociones que hacen que muchas veces perdamos el control. Aprenderás cómo cambiar los comportamientos y conductas que acaban haciéndote daño a ti mism@ y a los demás a largo plazo.
El manejo de la ira ayuda a las personas a aprender habilidades para controlar la expresión de este tipo de emociones de una manera menos dañina y más productiva y funcional. Para esto, es de suma importancia que las personas aprendan a identificar durante el transcurso de la terapia varios aspectos, como son: los detonantes, desencadenantes o situaciones que les generan este tipo de malestar, las emociones con las que están conectando, los pensamientos automáticos negativos o intrusivos que les vienen a la mente, y la sintomatología fisiológica o síntomas físicos asociados a los mismos.
Los síntomas físicos que se pueden dar cuando te invaden este tipo de emociones incluyen:
- Alta presión sanguínea/arterial
- Pulso rápido
- Palpitaciones o sensación de taquicardia
- Manos inquietas o golpeando ligeramente
- Congelación o sensación de parálisis
- Etc
¿Cómo podemos ayudarte?
Cada persona y situación requiere diferentes prácticas. Un buen resumen sobre los beneficios que puedes obtener, es mejorar tu calidad de vida.
Te acompañamos en la identificación y regulación de tus emociones y en el abordaje y tratamiento para que puedas mejorar el control de las mismas.
Te ofrecemos herramientas para recuperar hábitos saludables en el día a día.
Te ayudamos a cuestionar y sustituir pensamientos y creencias disfuncionales.
Regula y controla tus emociones negativas, da el primer paso para mejorar.
Si crees que tú o alguien de tu entorno necesita ayuda, no dudes en contactar con nosotros.
Te escuchamos