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Dar el primer pasoPsicología Paula Medina
Trastornos psicosomáticos
Conocemos como trastornos psicosomáticos aquellos factores psicológicos que afectan al estado físico. Esto significa que hay enfermedades cuyo origen no es fisiológico, sino psicológico. La prevalencia de este tipo de trastornos es muy elevada, y pueden desencadenarse, originarse o agravarse por estar padeciendo diferentes condiciones psicológicas como estrés, ansiedad, depresión…etc. Estos trastornos se dan cuando una persona se ve afectada por síntomas de dolor o malestar físico, sin ninguna afección médica subyacente a dichos síntomas.
¿Cómo puede llegar a afectar nuestra salud mental a nuestro cuerpo?
El término «psicosomático» proviene de las palabras griegas «psique», que significa mente, y «soma», que significa cuerpo. Cuando una persona «somatiza» se suele entender que está expresando físicamente su malestar psicológico. Muchas veces es resultado de dolencias emocionales no expresadas y no conscientes. En general, un trastorno psicosomático es una forma de expresar físicamente la tensión, el estrés…etc. o determinadas emociones que no pueden liberarse o expresarse abiertamente.
En realidad, no es que el estado mental afecte al cuerpo, sino que la mente puede estar reaccionando a un problema real o percibido de una manera que conduce a una respuesta corporal.
El estado mental de una persona puede hacer que la condición física mejore o se deteriore en un momento dado. Muchas enfermedades y afecciones pueden verse influidas por el estado mental; sin embargo, algunas condiciones son más sensibles que otras.
Por ejemplo, las erupciones cutáneas y las afecciones de la piel, incluidas la psoriasis y el eccema, pueden empeorar si la persona se siente estresada o ansiosa. Por otro lado, la hipertensión es una condición psicosomática común, en la cual el estrés o la ansiedad aumentan la presión arterial. Asimismo, las personas que padecen enfermedades cardíacas y diabetes tipo 2 también pueden verse afectadas por este tipo de trastorno.
Las personas afectadas por estos trastornos presentan afecciones físicas, reales o ficticias, pero no consiguen un diagnóstico certero de su enfermedad. Esto se debe a que los distintos especialistas médicos que les examinan no encuentran una causa orgánica del problema. Se trata, en definitiva, de enfermedades físicas que han sido originadas por nuestra mente.
Los trastornos psicosomáticos a menudo tienen efectos negativos sobre el sistema respiratorio, el sistema gastrointestinal y el sistema cardiovascular. Todos pueden tener efectos negativos en la calidad de vida de una persona, comprometiendo su desempeño habitual.
Se calcula que cerca del 25% de las molestias que padecemos las personas tienen su origen en factores psicológicos. Elementos como la ansiedad, el estrés o la depresión actúan sobre distintas hormonas, lo que genera alteraciones bioquímicas en nuestro organismo. Esto puede provocar diferentes efectos físicos en nuestro cuerpo, como, por ejemplo:
- Alteraciones en el sistema nervioso: vértigos, mareos, desmayos, parálisis…etc.
- Alteraciones respiratorias: sensación de asfixia, síndrome de hiperventilación, dolor torácico, asma bronquial, alergias…etc.
- Perturbaciones sensoriales: visión doble, ceguera, afonía…etc.
- Problemas cardiovasculares: palpitaciones, taquicardias, hipertensión, enfermedad coronaria, arritmias cardíacas episódicas…etc.
- Afecciones musculares: cefaleas tensionales, tics, temblores, contracturas, lumbalgias…etc.
- Alteraciones en el sistema digestivo: nauseas, vómitos, úlcera péptica, dispepsia funcional, síndrome de colon irritable, colitis ulcerosa, gastritis…etc.
- Trastornos dermatológicos: prurito, acné, dermatitis, eccema, psoriasis…etc.
- Etc.
¿Qué categorías existen dentro de los trastornos psicosomáticos?
Los trastornos psicosomáticos generalmente se dividen en tres categorías diferentes:
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Trastornos psicosomáticos secundarios: Son aquellos desórdenes ocasionados por problemas psicológicos primarios, tales como la depresión, la ansiedad o los ataques de pánico. Como consecuencia de estos problemas, la persona termina generando una sintomatología asociada. En estos casos existe un daño visible y detectable en el organismo.
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Trastornos somatomorfos: Son aquellos síntomas físicos causados por desórdenes de naturaleza psicológica. Existen diferentes tipos de trastornos somatomorfos, incluida la hipocondría, en los que un pequeño síntoma se magnifica en la mente de la persona, lo que genera la preocupación de verse afectada por una afección aún más grave. Estos síntomas no tienen un correlato fisiológico en forma de daño en los tejidos.
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Trastornos psicosomáticos facticios: Esta última tipología comprende aquellos problemas que han sido causados de manera deliberada por la acción humana, ya sea con o sin intención de producir daño. Se trata generalmente de personas que necesitan estar en contacto permanente con el entorno sanitario, motivo por el cual se infligen a sí mismas o a terceras personas los síntomas de una determinada enfermedad, sin padecerla realmente.
¿Cuáles son los orígenes de los trastornos psicosomáticos?
En el origen de este tipo de trastornos suele existir una ausencia de solución de conflictos internos, que acaban expresándose en síntomas físicos, entre los que se pueden encontrar:
- Altos niveles de estrés y ansiedad continuados en el tiempo.
- Malestar anímico permanente, no expresado o solucionado.
- Experiencias traumáticas pasadas o permanentes.
- Conflictos no expresados o solucionados con figuras parentales o familiares próximas.
- Miedo e inseguridad.
- Ira y agresividad contenidas.
- Tristeza y depresión.
- Incapacidad de afrontamiento de las dificultades.
- Etc.
¿Qué consecuencias generan este tipo de trastornos y qué se puede hacer al respecto?
Habitualmente, las consecuencias más comunes de los trastornos psicosomáticos suelen ser, principalmente, la sensación de incomprensión y apoyo por parte del entorno, dado que, al no tener un origen físico identificable, a estos trastornos frecuentemente se les considera “enfermedades imaginarias”.
Los trastornos psicosomáticos son posiblemente uno de los motivos de consulta más frecuente, tanto en atención primaria como en las consultas de psicología, y abarcan a personas de todas las edades y de ambos sexos.
Sin duda, el primer paso para trabajar desde el ámbito de la psicología con un desorden de este tipo pasa por el correcto diagnóstico del mismo. Es decir, sólo una vez se ha descartado con seguridad que el origen de la dolencia no es fisiológico, se dará comienzo a la intervención psicoterapéutica.
Abordajes como la Terapia Cognitivo Conductual (TCC) o el EMDR han conseguido una elevada efectividad en la intervención con este tipo de dificultades. A este tipo de intervenciones se suelen añadir técnicas de relajación y desactivación e incluso, en ocasiones, se hace necesaria la prescripción de medicamentos.
En ocasiones, los trastornos psicosomáticos pueden dar lugar a un elevado número de dolencias físicas, o que algunas de éstas revistan una especial gravedad. En estos casos, es importante que la intervención se realice de manera multidisciplinar (desde diferentes disciplinas), y que l@s profesionales del ámbito médico atiendan también este tipo de patologías.
¿Cómo podemos ayudarte?
Cada persona y situación requiere de diferentes prácticas. Un buen resumen sobre los beneficios que puedes obtener, es mejorar tu calidad de vida.
Te acompañamos en la identificación del origen y los disparadores de los síntomas y trastornos psicosomáticos, para que puedas recuperar tu salud mental, y que ésta deje de afectar negativamente a tu cuerpo.
Te ofrecemos herramientas para recuperar hábitos saludables en el día a día.
Te ayudamos a cuestionar y sustituir pensamientos y creencias disfuncionales.
Entiende y maneja los síntomas y trastornos psicosomáticos, da el primer paso para mejorar tu salud física y mental.
Si crees que tú o alguien de tu entorno necesita ayuda, no dudes en contactar con nosotros.
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